Conferencia "La construcción del problema: Recursividad"
El próximo miércoles 21 de febrero de 2024 a las 17:30 horas se llevará a cabo, en el Salón de Actos de la Facultad de Psicología, la conferencia "La construcción del problema: Recursividad", una actividad a cargo del docente del Instituto de Psicología Social de la Facultad de Psicología de la Universidad de la República, Gabriel Eira.
Esta conferencia se desarrollará en el marco de la Edición 2024 de la Escuela de Verano de la Facultad de Psicología, un espacio de formación e intercambio entre estudiantes y docentes de Uruguay y el extranjero desde 2010, que tendrá lugar entre el 19 y 24 de febrero de 2024.
En 1918, al finalizar su icongráfico Tractatus, Wittgenstein concluyó que “De lo que no se puede hablar, mejor es callarse”. Tal afirmación configura una suerte de oxímoron, pues a dicha frase le anteceden cerca de cien páginas de aforismos en los cuales este atormentado filósofo se ocupó de hablar tozudamente de aquello que hubiera sido mejor callar.
Desde entonces, otro oxímoron se ha ido multiplicando hasta el infinito en un juego que habilitara infinidad de decires que construyan un problema en torno a las drogas. No obstante, éste es un problema que merece ser problematizado, pues toda la palabrería que lo va conformando resulta -inevitablemente- ambigua. En efecto, su construcción se sucede a partir de procedimientos que se contienen a sí mismos en un número indefinido de veces. Se trata, entonces, de un juego recursivo; una forma en la cual se especifican procesos basados en sus propias definiciones. Así, se configura en términos fractales, de autorreferencia y autopoiesis porque ¿qué son las drogas? ¿cómo se las podría definir? ¿cuáles serían los indicadores concretos que indicaran fronteras plausibles a los límites de su conceptualización? En otros términos; ¿cómo se configuran sus invocaciones performativas? ¿qué diagrama la naturalización de estos significantes vacíos más allá del jugueteo recursivo?
Para la medicina, el significante droga refiere a sustancias que pueden prevenir o curar enfermedades. En farmacología como refiere a moléculas que operan sobre tejidos o los organismos. En función de estas afirmaciones, puede comprenderse su sinonimia con el significante fármaco. Su procedencia etimológica proviene del griego Phármakon (φάρμακον), cuya polisemia refiere a remedio, droga curativa, bebida encantadora, alucinógeno, tintura de los pintores y, a su vez, a veneno. Lo que le confiere, entonces, cualquiera de estos significados se sostiene antes en sus condiciones de uso que a su especificidad molecular. Se trata de una dialogía entre la sustancia, los modos en los cuales ésta opera, las tradiciones que la semiotizan y los actuantes; puede ser un remedio para la vida y, a la vez, puede ser un veneno.
No obstante, su uso coloquial lo asocia con sustancias psicoactivas y, a veces, ilegales. Sin embargo, toda recursividad también admite contingencias, eventualidades, azares, casualidades... ¿Cómo una sustancia podría ser ilegal?; la ley opera sobre acciones no sobre objetos. Por otra parte; ¿cuáles serían las sustancias no psicoactivas? Qué determina qué la Iex paraguariensis, la sacarosa y el oxígeno no sean tipificados como droga?